TITULO: Los años dorados de la Alta Costura

                                                                                                                                                      Peggy Guggenheim

Hubo una época en que la alta costura ocupaba un puesto elevado en la cultura del  vestir. Los recordados años cuarenta del pasado siglo. La meca del cine emanaba todo su esplendor y el estilo y el glamur brillaban en todo el mundo. Su expansión comenzó con lentitud hasta alcanzar el pico en los años cincuenta y sesenta creando estilos e imágenes que hoy día se asocian con una belleza intemporal, plena de sofisticación y elegancia. Fueron unos años de sofisticación, estilo e imágenes icónicas en los que la creatividad brillaba y relucía como si fueran oro.

Mientras durante la guerra los fabricantes del vestir tenían que dedicarse a producir   en escala masiva,  los grandes comercios por departamentos buscaban un retail novedoso   en los diseñadores que  deseaban hacerse un hueco en la industria con estilos innovadores. Los horrores de la guerra habían generado un deseo creciente por la belleza y el primor, una necesidad tras un tiempo desolador. La fama y celebridad de los años cuarenta, no eran solo un estilo sino un compromiso social para una vida diferente. Investidas las mujeres por aquel nuevo look se desató  en ellas una carrera y un deseo  consciente de crear una imagen encantadora de sí mismas y  una manera de presentarse ante el mundo como  deseaban ser vistas y valoradas: el cenit de la gracia femenina y la elegancia. Era una vuelta a tiempos dorados  en los que se consideraba una obligación social la necesidad de parecer renovadas  y sofisticadas.   Mientras los hombres se hallaban aún lejos, en la guerra, incluso aunque algunos países  comenzaran a sentir la entrada en una época de transición en la que aumentaba el número de mujeres que accedían  a nuevos ambientes de trabajo , la necesidad de un modo de vestir práctico y femenino dio lugar a la aparición de algunos de las más imaginativas y extraordinarias combinaciones en el vestir. La ayuda de algunos diseñadores visionarios  haría historia con sus talentos e imaginación. El final de la guerra trajo así una nueva ola de consumismo en la que la gente antes oprimida se lanzaba a los comercios para elegir vestiduras  suntuosas negadas hasta entonces y se buscaban materiales lujosos  como la seda; opulencia era la palabra fetiche de aquel tiempo en el que comenzaban a reinventarse los modos de vestir a pesar de las penalidades de la guerra. Una transición que pasaba de una época de imposibilidades y de prohibiciones a que la mujer buscara el modo de sentirse motivada por cuanto expresaba su vestir.  Irrumpieron así en los comercios  y exposiciones mercancías y catálogos de nuevas y originales  tendencias de moda. Así también se reinventaban siluetas y cambiaban los peinados y el maquillaje.

Cada diseñador trataba de lograr su propia declaración de estilo que enriquecían después los nuevos métodos de las fábricas. Diseñadores como Christian Dior crearon un New Look para la mujer y aquel cúmulo de energía creativa desparramaría algunas de las más icónicas imágenes de aquella época dorada de la moda. Por primera vez en la historia se extendía un modo de pensar, una conciencia,  que animaba a la mujer a mejorar su propia apariencia. Y aquel nuevo tiempo incluía visitas semanales al peluquero o manicura para el cuidado de las uñas con colores  a juego con los del lápiz de labios y prácticas similares. Sombreros de estilo y  guantes eran otro novedoso símbolo de clase y gracia personal. Si hasta entonces  la moda era un lujo que solo podían afrontar las clases altas, por primera vez en la historia el estilismo en el vestir estaba al alcance de las clases trabajadoras.

Los mayores contribuidores a  estas nuevas tendencias fueron diseñadores como P. Balmain, Givenchy, Christian Dior y Cristobal Balenciaga.

Balmain era ya un poderoso reclamo de la moda parisina; la Casa Balmain inventó el concepto de Alta Costura, al que la mujer acudía para encontrar vestidos fabricados solo para ella , únicos y creados como una extensión de su estilo personal y su actitud ante la vida; Balmain usaba el estilo para definir a cada mujer. Cuando Dior comenzó su aprendizaje con Balmain,  propuso el concepto de una Colección Nuevo Look, revisando una colección propia anterior, de 1945, que había aparecido en la publicación del American Vogue. Su estilo mostraba una silueta femenina novedosa, larga y bien formada en la zona del busto y el estómago, hombros estrechos  y cinturas ceñidas; la falda hasta la mitad de la pantorrilla , la cintura estrecha y el busto grande, aspectos que habían desaparecido de la moda en 1942 y aparecían de nuevo. El término New Look fue establecido por el editor del Harper Bazaar en sintonía con C. Dior. Esta revolución de la moda atrajo la atención de muchos modistos de Hollywood y europeos. Así también revivió el estado adormecido de París como la capital de la moda y fue saludado como un fresco y bienvenido cambio tras el severo ambiente del vestir durante la guerra.

La evolución de la silueta no se detuvo en Dior y Balmain. A medida que el mundo progresaba en los años 50s , diseñadores como Balenciaga cambiaron completamente la silueta en forma de campana por la extensión de los hombros y el vuelo de la cintura. Ello trajo tendencias como las faldas abombadas, el vestido en forma de saco y la túnica que se transformó al final en una especie de camisa inmensamente popular en 1957.

Givenchy es otro de los nombres que se deben mencionar a este respecto. Givenchy marcó las preferencias de las actrices divas del Hollywood dorado, consideradas sex símbolos, como Audrey Hepburn, Rita Hayworth, Grace Kelly y Jackie Kennedy. Lograr que tales mujeres vistieran su estilo marcó una revolución en lo que se refiere al consumismo de prendas de vestir; el mundo entero femenino quería ser como esa mujeres del celuloide, mostrarse como ellas y necesitaban a Givenchy para vestirlas así.

La llamada Edad de Oro de la Moda introdujo así en el hablar habitual el concepto de Moda para significar autoexpresión y autoidentidad ante los demás. La moda definiría desde entonces a la persona, tanto si se elegía para seleccionar por sí misma y establecer el estatus que ocupaba, como si se elegía  para llevar vestidos de muñeca de cintura alta  para mostrar ser independiente. La así llamada Edad de Oro de la Moda había insuflado así en el centro mismo de la cultura humana la importancia de la moda . Hasta la actualidad.

 

 

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