Si jefes y empleados trasladan sus malas artes y maneras poco correctas no suele tardar en aparecer un mal ambiente de trabajo- frío, relaciones poco cálidas, insuficiente labor de equipo…) Especial mención puede hacerse del llamado jefe tóxico, un responsable que no solo no motiva, sino que quema el ambiente en su grupo de trabajo.
Hoy día se está empezando a hacer hincapié en la salud física y mental de los trabajadores. Hay empresas con mayor sensibilidad que están poniendo en marcha sesiones conjuntas cada cierto tiempo sobre salud mental con diversos grupos de trabajo de su plantilla.
Algunas de las patologías de la personalidad individual más reconocibles en el mundo del trabajo tanto en los mandos como en los empleados son:
*Tratar de expandir la idea, provinciana, de que el negocio, la empresa, es el mundo en sí mismo.
*Actuar con “sermones y homilías” para intentar crear una ilusión grupal.
* Existencia de luchas más o menos visibles por el mando y el poder.
*Dar el mismo valor a lo accesorio que a lo principal.
* Existencia de un temor ante la Dirección y excesiva seriedad ambiental.
*Generación de atmósferas para el mal, no para bien.
*Trabajar con un exceso de horas.
*Falta de transparencia.
*Elevado número de compartimentos estancos.
*Falta significativa de aprovechamiento de todos los recursos.
*Luchas vivas o soterradas, claramente regresivas, por los status individuales.
*Falta de comunicación mediante mensajes claros y constantes.
* Escasa o nula delegación de tareas por no ver a los otros como personas sino como elementos.
Qué difícil, a menudo imposible, resulta crear nexos y vínculos en una empresa u organización. Qué complejas las conexiones y las articulaciones. Qué dudoso el logro de una identidad grupal en su seno. Qué universo relacional tan complejo, pero tan relacionado a la vez, con la cultura de esa empresa u organización.
TODO ESTÁ EN LAS PALABRAS 